A poca gente se le escapa que el mundo de la música ha cambiado gracias a Internet. Hace mucho que los vinilos, cintas y discos compactos dieron paso a las canciones digitales. Gracias a ellas, fue posible portar una gran cantidad de pistas en un dispositivo de pequeñas dimensiones. Y cuando muchos veían la compra (y descarga ilegal) de música en Internet como el último gran cambio posible en la industria, el streaming hizo acto de presencia.

Aquí te proponemos un viaje en el tiempo para descubrir los orígenes de la música en Internet, los intentos de las grandes compañías por frenar la descarga ilícita de ficheros y la llegada de servicios fundamentales. En los siguientes párrafos te descubrimos cuál es la historia de la música en línea. Aunque siempre puedes consultar la infografía.

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Infografía acerca de la música onlineInfografía acerca de la música online

1998 - 2000: empiezan a implantarse los formatos digitales

A finales de la década de los noventa, un concepto novedoso apareció en Internet: el intercambio de ficheros musicales. No es que para aquel entonces los usuarios no se enviaran archivos entre ellos. Más bien, no existía ninguna aplicación que se centrara en la compartición de música. En el año 1998 apareció Audiogalaxy.

Desarrollado por Michael Merhej, usaba servidores FTP para descargar archivos musicales. En realidad, su función estrella era la indexación del contenido de esos servidores, facilitando la búsqueda de artistas, canciones o géneros concretos. Alrededor de esta aplicación se creó una robusta comunidad gracias a sus funciones de chat y foro. Audiogalaxy fue evolucionando hasta el punto de permitir el envío directo de canciones entre los participantes de una conversación. A su vez, eliminó su funcionalidad estrella, la indexación de servidores FTP, y pasó a convertirse en una plataforma P2P.

Audiogalaxy dio pie a la llegada de otras aplicaciones que contaban con un funcionamiento muy similar. Una de ellas fue iMesh, que vio la luz a finales de 1999. Siguiendo la estela de Audiogalaxy, esta aplicación facilitaba el intercambio de archivos musicales gracias a una red punto a punto o P2P. Y esto fue solo el principio.

Formatos digitalesFormatos digitales

La llegada de Napster

En el año 1999, Shawn Fanning y Sean Parker fundan Napster. Sus creadores lo plantearon como un servicio independiente de intercambio de archivos. Poco después de su lanzamiento, los 26,4 millones de usuarios que formaban parte de su comunidad lo vieron como el software ideal para enviar y recibir archivos MP3. Como ya había sucedido con Audiogalaxy y iMesh, los melómanos encontraron un lugar ideal desde el cual descargar canciones inéditas, grabaciones de conciertos y música antigua. La tendencia impuesta estaba clara: la música digital era el futuro. Esto no supuso, al menos en ese momento, una sentencia de muerte definitiva para el formato físico. De hecho, la mayoría de las canciones descargadas terminaban en CD caseros.

Debes saber que el éxito de Napster fue rotundo. De hecho, en su momento más álgido llegó a tener 80 millones de usuarios por todo el mundo. Evidentemente, tanto Napster como el resto de los servicios no contaban con el soporte de la industria musical. Y los motivos estaban claros. Estas aplicaciones reducían los ingresos y ayudaban a compartir contenidos protegidos por derechos de autor gratuitamente. Además, gracias a ellas se habían producido filtraciones de contenido antes de que este fuese lanzado de manera oficial. Fue el caso de la demo de la canción I Disappear de Metallica. La pieza incluso llegó a algunas radios estadounidenses.

Las plataformas de intercambio proliferan

Tanto los artistas como las discográficas veían pasmados cómo los servicios de intercambio de archivos se multiplicaban. En el año 2000, Justin Frankel y Tom Pepper desarrollaron Gnutella, una gran red P2P totalmente descentralizada en la que todos los nodos tenían la misma importancia. Aunque sus creadores lanzaron un cliente capaz de acceder a la red, otros desarrolladores hicieron lo propio. De esta manera, aunque el cliente oficial dejara de estar disponible, la red Gnutella seguía siendo accesible. Uno de los clientes más conocidos fue LimeWire.

Ese mismo año también apareció eDonkey2000. Jed McCaleb y Sam Yagan fueron los responsables de darle vida. Como ya era habitual, se trataba de una red punto a punto (P2P). Sin embargo, pese a las similitudes, eDonkey2000 también aportó algunas funciones novedosas. La principal fue el hashing, la posibilidad de descargar fragmentos de un mismo archivo gracias a una identificación única. Las distintas partes de un fichero se obtenían desde diferentes servidores indistintamente. La implementación de hashes también supuso otras ventajas. Por ejemplo, permitía identificar archivos con diferentes nombres que, en realidad, eran el mismo. Así, las posibilidades de disfrutar de descargas exitosas eran mayores.

Durante el año 2000, el número de plataformas P2P había crecido considerablemente. Además de las mencionadas hasta ahora, aparecieron otras, como WinMX. Cada uno de estos programas utilizaba su propia red y, por tanto, ofrecía unos contenidos concretos, según lo que sus usuarios compartieran. A estas alturas, las redes punto a punto habían dejado de ser unas desconocidas y muchos usuarios se estaban acostumbrando a descargar música de manera relativamente sencilla. Asimismo, lo que al principio fue una manera de compartir archivos MP3, poco a poco se convirtió en la forma ideal de descargar programas pirateados, películas y otros documentos.

2001 - 2004: llega el streaming, continúan las descargas

El iPod, un actor principalEl iPod, un actor principal

El auge de las plataformas de intercambio hizo que las compañías discográficas reaccionaran de diversas maneras. Por un lado, en 2001, crearon un servicio propio de descarga de música llamado PressPlay. Detrás se encontraba un consorcio fundado por Universal Music Group y Sony Music Entertainment. No obstante, las limitaciones impuestas a los usuarios hicieron que, tan solo dos años después, finalizaran sus actividades. Algunas de estas eran la imposibilidad de grabar dos canciones del mismo artista en un CD, la caducidad de los archivos descargados tras 30 días y el límite de 50 descargas al mes. Para colmo, PressPlay no admitía la copia de canciones a reproductores portátiles y cada canción tenía un precio de 3,5 dólares.

Por otro lado, la industria emprendió una persecución legal contra la mayoría de las redes y clientes P2P. Los esfuerzos de la Recording Industry Association of America (RIAA) se centraron en Napster, que era la plataforma con mayor éxito entonces. No obstante, en los años siguientes se iniciarían acciones contra las empresas responsables de LimeWire, eDonkey y otros. ¿Supondría esto el final de las plataformas de intercambio?

Llegan nuevos actores a la música en línea gratuita y de pago

En el año 2001 hubo novedades notables en lo que a la música en línea se refiere. En primer lugar, aparecieron diversas aplicaciones que continuaban con la labor iniciada por Napster, Gnutella y otros. Se produjo el lanzamiento de Kazaa, Morpheus y BitTorrent. Todas ellas permitían enviar y recibir de manera sencilla archivos de todo tipo. Los usuarios vieron el filón y empezaron a usarlas para compartir archivos de música, vídeo o ejecutables. Audiogalaxy, por su parte, alcanzó el millón de descargas. Napster terminó apagando su red el 24 de septiembre de 2001, aunque apareció de nuevo como servicio legal en 2003. Y LimeWire debutó como aplicación de código abierto.

Otro movimiento interesante fue el de Rhapsody, que se postuló como un servicio de música legal. Previo pago de una suscripción, los usuarios podían acceder a toda la biblioteca musical del servicio de manera ilimitada. Al principio, el número de canciones disponibles era escueto. Sin embargo, varios sellos importantes licenciaron su catálogo y pasó a estar disponible. Esta plataforma legal también permitió descargar archivos en MP3.

La descarga de música se afianza entre los usuarios

En el año 2002 y 2003, las conexiones a Internet mejoraron su velocidad. En ese momento, también era sencillo adquirir un reproductor de música portátil. El mundo de la música gratuita vio nacer durante ese periodo aplicaciones tan importantes como Ares, eMule, Overnet o Soulseek. Asimismo, el protocolo Gnutella2 fue presentado, se lanzaron portales como The Pirate Bay y aparecieron aplicaciones P2P multiprotocolo como Poisoned. Pero también plataformas y redes sociales enfocadas a la promoción de artistas.

En 2002 nació Last.fm, centrada en compartir los gustos musicales con otros usuarios. Otro nombre importante fue el de MySpace. En agosto de 2003, Tom Anderson y Chris De Wolfe lanzaron esta red social enfocada al mundo de la música. Gracias a su sistema de perfiles para artistas, los seguidores podían conocer las novedades de sus grupos favoritos, escuchar su música y leer contenido relacionado. En poco tiempo se convirtió en la mejor plataforma para descubrir música nueva. En los siguientes años conseguiría postularse como la red social más visitada del mundo e incluso lanzaría su propia tienda de archivos MP3.

Otro éxito comercial dentro de la música de pago fue la iTunes Store. Esta llegó en la versión 4.0 de iTunes que fue liberada en abril de 2003. Un cambio interesante que propuso esta plataforma fue la sustitución del MP3 por su sucesor, el MPEG4 en formato AAC. Al principio, la música contaba con DRM, que impedía crear copias ilegales de los archivos. No obstante, esta limitación se eliminaría tiempo después. En octubre de 2003 había alcanzado 10 millones de descargas y tan solo dos meses después, en diciembre, 25 millones. Bastó un año y cuatro meses de existencia para que la iTunes Store distribuyese más de 100 millones de canciones. El ascenso meteórico llevó a Apple a duplicar esa cifra antes de terminar el año 2004.

El éxito de plataformas como iTunes dejó claro que la descarga era la preferencia de los usuarios a la hora de consumir música. En 2003, había menos de 50 servicios legales de descarga, aunque ya disponían de 1 millón de canciones en catálogo. Pese a su imperceptible porcentaje en el mercado de la música global, para entonces este era un negocio de 20 millones de dólares. Un año después, en el 2004, los servicios de música online ya eran 230 en todo el mundo. Tomando como muestra tres países, Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, la cifra de descargas legales llegaba a los 200 millones de archivos. 

La RIAA continúa con su cruzada

La distribución legal de música crecía a buen ritmo gracias a productos exitosos como los que hemos mencionado. Incluso nombres tan conocidos como Napster, concretamente Napster 2, cambiaron a este modelo. No obstante, el intercambio de archivos continuaba siendo un problema para las discográficas y la RIAA. De hecho, antes de llegar a 2004, los usuarios habían descargado fraudulentamente más de 2600 millones de archivos musicales. Tal y como te hemos contado, esta asociación había iniciado acciones legales contra los desarrolladores de las redes P2P y sus clientes. En el año 2002, Audiogalaxy se vio obligada a bloquear ciertos contenidos debido a una disputa con la RIAA. Y lo mismo sucedió en 2003 con Kazaa. En este último caso, las demandas iban dirigidas a los propios usuarios.

2005 - 2007: los pasos previos al streaming

En el año 2005, se produjeron varios cierres importantes dentro del ámbito del intercambio de archivos. Las redes eDonkey y iMesh desaparecieron. También dejó de existir la aplicación WinMX. Si hablamos de la obtención legal de música, Apple siguió cosechando éxitos con la iTunes Store, disponible en 21 países de todo el mundo. También con su reproductor musical portátil, el iPod, del que se vendieron 1 millón de unidades tan solo tres semanas después de su lanzamiento (la cifra alcanzó los 100 millones para el año 2007). En vista de estos datos, no es extraño pensar que la industria musical había ganado la partida a las plataformas de distribución ilegales. Sin embargo, un gigante estaba a punto de nacer.

Megaupload, Kim Dotcom y la descarga directa

Megaupload vio la luz por primera vez en el año 2005. Gracias a su sistema de subida de contenido y compartición mediante enlace, los usuarios podían descargar de manera directa todo tipo de archivos. Megaupload tenía algunas ventajas claras: la sencillez de uso, la posibilidad almacenar archivos de grandes dimensiones y la generosa velocidad de descarga. Contaba con algunas limitaciones para los usuarios gratuitos que se eliminaban gracias a una suscripción premium. Esta plataforma tuvo un impacto inmenso en la forma de distribuir contenidos en Internet. De hecho, la red se llenó de enlaces de Megaupload que contenían discos completos, recopilaciones o canciones sueltas. Además del ámbito musical, esta plataforma era perfecta para compartir películas y programas pirateados.

El éxito de Megaupload propició la aparición de una larga lista de servicios similares. Algunos se hicieron tremendamente populares entre los usuarios, como Rapidshare, File Dropeer, FileFactory o Mediafire. Todavía los hay que siguen activos en la actualidad, aunque la mayoría han desaparecido. Si nos centramos en la creación de Kim Dotcom, Megaupload fue intervenida en el año 2012 por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

El mercado de música legal cambia y consigue buenas cifras

Los cambios en los hábitos de consumo de música se reflejaron en el paso del P2P a la descarga directa. De hecho, en esta época desaparecieron programas como Overnet o Kazaa. Sin embargo, la descarga legal de música también sufrió cambios. Y fueron para bien. Para 2005 ya había más de 2 millones de canciones disponibles. Se habían establecido al menos 335 servicios de música online legales. En parte, la implementación de conexiones 3G facilitó la llegada de nuevos competidores al mercado. En Reino Unido y Alemania las ganancias por música digital superaron los 1100 millones de dólares.

Tan solo un año después se alcanzaron los 2000 millones de dólares en ventas y se produjeron 795 millones de descargas. El catálogo de canciones digitalizadas ya era de 4 millones. En 2006 era posible descargar música online en 40 países desde 498 servicios de descarga legales. Esa cifra se incrementó por encima de los 500 en el año 2007. En ese momento se podían comprar más de 6 millones de canciones y el mercado de música digital superó los 2900 millones de dólares. De hecho, casi una sexta parte de las ventas de música online se realizaba mediante distribución legal.

Cambios en el mundo del P2P y los servicios de música online

En el periodo comprendido entre 2005 y 2007, hubo algunos cambios significativos en el mundo del P2P. Por ejemplo, en 2005 asistimos a la caída de eDonkey2000, iMesh y WinMX, este último con 2,1 millones de usuarios. En ese momento, la red Gnutella resistía con una cuota de mercado del 40%. Por su parte, la red social MySpace fue adquirida por News Corporation por 580 millones de dólares el mismo año. A su vez, Justin Timberlake y Specific Media se harían con ella más adelante, en el 2011, por 35 millones de dólares.

El 21 de febrero de 2006 cae el servidor eDonkey más grande del mundo, Razorback2, gracias a una intervención policial. También en 2006 nace Rapidshare, uno de los principales competidores de Megaupload. En España asistimos al lanzamiento de un nuevo servicio de música en streaming, Goear. De él hablaremos más adelante. Overnet y Kazaa ponen fin a sus actividades este mismo año. En 2007 hay novedades importantes, tanto en el mundo de la música gratuita como de pago. En el primer ámbito, aparece Slacker, un servicio que tomará relevancia un tiempo después. Por otro lado, CBS Interactive adquiere Last.fm por 280 millones de dólares.

2008 - 2014: el cambio de paradigma del streaming

Llega SpotifyLlega Spotify

En el año 2008 aparecieron dos aplicaciones que cambiarían el mercado por completo. De hecho, un modelo distinto estaba por llegar al mundo de la música online.

Deezer y Spotify ya están aquí

Casi al principio de este artículo hablábamos de Rhapsody, un servicio de música en streaming que ofrecía un acceso completo a su catálogo a cambio de una suscripción. No obstante, en aquel momento la idea no llegó a fraguar del todo. Pero en el año 2008 las cosas iban a ser muy distintas.

En ese año adquirieron importancia Deezer (que en realidad fue lanzada en 2007) y Spotify. Ambas plataformas eran de origen europeo y apostaban por la reproducción de música en streaming. Se eliminaba de esta manera la necesidad de descargar archivos en local y de organizarlos en forma de biblioteca. Con la llegada de sus respectivas aplicaciones móviles también se puso fin a la transferencia de ficheros entre el ordenador y el reproductor portátil. Deezer abrió sus puertas con 3,7 millones de canciones.

Ambas aplicaciones eran muy sencillas de utilizar y ofrecían modalidades gratuitas. Gracias a un funcionamiento rápido y eficaz, se convirtieron en un rotundo éxito. Por ejemplo, Spotify logró alcanzar los 7 millones de usuarios en 2009, monetizando su negocio con publicidad. En 2011 disponía de 2,5 millones de suscriptores de pago. Su modelo basado en los anuncios parecía contentar a muchos. De hecho, la compañía siguió apostando por el modelo freemium durante los siguientes años. A partir de 2013 su aplicación para móviles permitió escuchar música de manera gratuita a cambio de escuchar algunos anuncios.

Deezer llegó a los 16 millones de usuarios en 2009. 10 millones correspondían al mercado francés. Solo tuvo que esperar dos años para aumentar esa cifra hasta los 20 millones. En 2011, 1,5 millones de usuarios se habían suscrito a su servicio y estaban pagando una mensualidad. El streaming se iba imponiendo poco a poco como el método estrella para consumir música de manera legal.

En 2008 el mercado digital de música genera 3700 millones de dólares y vende 1400 millones de canciones. Un año después, Last.fm había alcanzado una plusmarca de 30 millones de usuarios. También 2009 se alcanzaron los 400 servicios de distribución de música y las canciones en catálogo superaban los 11 millones. Antes de terminar la década, el negocio de la música digital crece hasta los 4200 millones de dólares. De la misma manera, se consolida la diversificación del mercado, que se reparte entre las descargas y el streaming.

Pandora, Slacker y Last.fm complementan la oferta

Aunque hablamos de Pandora en este punto, en realidad es una plataforma fundada en el año 2000. En 2008 ya contaba con más de 20 millones de usuarios registrados. Dos años después, en 2010, tenía más de 75 millones de usuarios, 500.000 de ellos suscriptores de pago. Gracias a la clasificación de canciones, el servicio es capaz de ofrecer emisoras de radio personalizadas basándose en los gustos y peticiones del usuario. La transmisión de canciones se realiza de manera muy parecida a la que proponen Spotify o Deezer. Estamos, por tanto, ante un servicio de música en streaming, aunque con un sistema de reproducción parecido al de las estaciones de radio tradicionales. En el año 2008, cuando Spotify y Deezer eran tan solo unos recién nacidos, este servicio ya disponía de más de 20 millones usuarios registrados, pese a estar disponible solo en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda.

Slacker es otra herramienta similar que en 2008 supo aprovechar el auge del streaming. Fundada en el año 2004, esta plataforma era capaz de ofrecer emisoras de radio completamente personalizadas. Para el año 2012, contaba con 23 millones de usuarios. En la actualidad, bajo el nombre LiveXLive, ofrece 420 estaciones con música seleccionada por expertos.

Otro nombre que adquirió relevancia durante los primeros pasos del streaming fue Last.fm. De nuevo, estamos ante un servicio fundado con anterioridad, concretamente en 2002. Se convirtió en un interesante complemento que permitía compartir con otros las reproducciones de música. Last.fm ponía en contacto a usuarios con gustos musicales parecidos y permitía descubrir nuevos artistas. Durante muchos años fue compatible con los principales reproductores musicales e incluso se integró por completo en Spotify.

El streaming también tiene su lado pirata

Las facilidades ofrecidas por Spotify y Deezer a la hora de consumir música de manera legal hicieron que las redes P2P quedaran relegadas a un segundo lugar. Con todo, el mundo del streaming también contó con propuestas al margen de la legalidad. Es imposible no pensar en Grooveshark, nacida en el 2006, pero lanzada globalmente en 2008. Al principio, usaba las redes P2P para encontrar y reproducir música de manera directa, sin necesidad de realizar una descarga. Posteriormente, permitió a los usuarios subir música y hacerla disponible para todo el mundo. Incluso contaba con una función de radio que recomendaba canciones similares tomando en cuenta los gustos del usuario. En España surgió una iniciativa similar con Goear, que simplificaba la reproducción de contenidos en streaming. De igual manera, era muy fácil descargar contenidos desde su plataforma.

No podemos pasar por alto que, durante la eclosión del streaming, muchos usuarios continuaban descargando canciones y almacenándolas de manera local. Evidentemente, esto podía hacerse de manera legal gracias a tiendas que funcionaban francamente bien, como la iTunes Store o Amazon. Sin embargo, BitTorrent también era un lugar adecuado donde encontrar música, aunque sin pagar por ella. En el año 2012 ya tenía 150 millones de usuarios activos. Para encontrar los archivos torrent necesarios tomaron relevancia sitios como The Pirate Bay, siendo uno de los más visitados de todo Internet. Asimismo, hubo cierres importantes, como el de LimeWire en 2010. Con todo, el más sonado fue el de Megaupload el 19 de enero de 2012.

La legislación contra el contenido pirata se endurece

Pese a la llegada del streaming legal, la cultura de la descarga gratuita de contenidos protegidos se mantenía muy arraigada en la sociedad. La caída en el año 2006 de redes tan importantes como Overnet y Kazaa no fue un impedimento para que diversos países promovieran leyes que regulaban las descargas en Internet. En España, una de ellas fue la Ley de Economía Sostenible, popularmente conocida como Ley Sinde-Wert. Con la llegada de normativas más duras, los gobiernos tenían potestad para bloquear y cerrar sitios con relativa facilidad. El rechazo por parte de la sociedad fue contundente. Muchos consideraron que se estaban vulnerando derechos fundamentales como la libertad de expresión. Otros argumentaban que la llegada de esta normativa era consecuencia de la presión de ciertas empresas sobre los gobiernos. En cualquier caso, la Ley Sinde-Wert fue aprobada por el Congreso en 2011.

Las autoridades siguieron aumentando la presión para evitar las descargas ilegales. En 2014 hubo una iniciativa que planteaba la identificación de los usuarios de las redes P2P. El objetivo era imponerles sanciones de 30.000 a 300.000 euros.

Los mejores años para la música online

Durante los años 2010 y 2012, la distribución legal de música digital había logrado alcanzar algunos hitos. A principios de la década, ya era posible disfrutar de un catálogo de 13 millones de canciones. En ese momento, el mercado legal suponía el 29% del total de las descargas, generando más de 4600 millones de dólares. Las plataformas de streaming tenían 8,2 millones de usuarios de pago.

En 2011, la cuota de la distribución legal superaba el 30%. Había servicios de descarga y de streaming en 58 países. El catálogo de canciones digitalizadas superaba los 20 millones y los suscriptores de pago eran 13,4 millones. El total de servicios de música legal ya estaba en torno a los 500. Tan solo un año después, en 2012, el mercado de música de pago alcanzaba una cuota del 34%, sobrepasando los 5600 millones de dólares de facturación. El catálogo digital se situaba por primera por encima de los 30 millones de canciones. La cifra de suscriptores en los distintos servicios de streaming se situó en 20 millones. Ese año se descargaron 2300 millones de pistas musicales.

2015 – actualidad: la música digital se pasa definitivamente al streaming

Escuchar música en todas partes sin limitacionesEscuchar música en todas partes sin limitaciones

El consumo de música en línea ha cambiado drásticamente en el último lustro. Los servicios de música en streaming ya no son unos recién llegados y han mejorado su catálogo notablemente. Además, su cartera de servicios es más amplia, incluyendo otros contenidos como podcast y vídeo.

Según los últimos datos facilitados por el Estudio General de Medios, en nuestro país casi el 50% de la población ha escuchado música en streaming en los últimos 6 meses. El modelo tiene una fuerte presencia en las franjas de edad más jóvenes. El 73% de las personas de entre 14 y 24 años usan de manera continuada el streaming para escuchar música. Incluso el 12% de los mayores de 75 años lo hace. Spotify, uno de los precursores de este movimiento, es el servicio más utilizado con el 25,2% de cuota. Pero, desde hace algunos años, no está solo.

La mayoría de las empresas tecnológicas se suben al carro del streaming

Spotify y Deezer fueron los primeros servicios de streaming verdaderamente exitosos. Pero el modelo de negocio se hizo llamativo para muchas otras empresas. Para ver hasta qué punto el streaming se ha vuelto relevante, tan solo necesitamos echar un vistazo a la cronología. Por ejemplo, en el año 2011 nació Google Play Music. La compañía californiana fue consciente en ese momento que la entrada en el campo de la música en streaming era prácticamente obligatoria.

Otro gran gigante que dio el paso fue Amazon. Por supuesto, la marca norteamericana ya contaba con una tienda en línea de música. Con todo, en 2014, Amazon Music Prime se convirtió en su primer servicio en streaming. Con él, los usuarios premium de la plataforma tenían acceso gratuito a una biblioteca limitada. En 2016 nacería Amazon Music Unlimited, que ofrecía un catálogo mucho más generoso a cambio de la obligatoriedad de suscribirse.

También en el año 2014 aparece en escena TIDAL, una plataforma que busca diferenciarse gracias al formato sin pérdida de calidad. Y  en 2015, Apple entra en el mercado con Apple Music. Aunque el servicio llegó con iOS 10, este fue uno de los más universales de la empresa, disponiendo de aplicación para Android, cliente web y compatibilidad con altavoces inteligentes. Curiosamente, el mismo año, Google lanza YouTube Music que, finalmente, absorbería a su otra aplicación, Google Play Music.

Además de estos servicios, hay otros nombres que también han contribuido a cambiar el panorama de la música en línea. Por ejemplo, TuneIn, que da acceso a infinidad de emisoras de radio. O Soundcloud, una red social que permite a los usuarios subir contenidos. Tampoco podemos pasar por alto Bandcamp, ideal para la promoción de grupos musicales emergentes, o Primephonic, un servicio especializado en música clásica.

El futuro de la música online

Después de este repaso a la historia de la música online, has podido constatar el largo camino que ha recorrido la industria en su conversión digital. Hemos viajado desde las redes P2P al streaming, pasando por las exitosas tiendas en línea. En la actualidad, los contenidos musicales son accesibles en cualquier lugar, sin complicaciones y sin necesidad de violar la legalidad. El gran abanico de aplicaciones también da poder de elección al consumidor, que puede disfrutar de sus canciones favoritas sin depender de una compañía o un dispositivo concreto.

Por si todo esto no fuese suficiente, las principales plataformas ofrecen contenidos adicionales que enriquecen la experiencia. Además, permiten que artistas emergentes distribuyan sus canciones y se den a conocer ante un público muy amplio. Sí, la compra de música ya sea en formato digital o físico sigue estando ahí. Sin embargo, la tendencia es muy clara: el futuro de la música online está en el streaming.

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