Para abordar la cuestión de si Facebook es seguro o no, hay que hacerlo atendiendo a dos criterios: el del malware y el de la privacidad. El caso del software malicioso es muy claro y cristalino, ya que no se conoce de ningún virus que pueda comprometer nuestra información y que se haya distribuido a través de la plataforma. En este aspecto sí es bastante seguro, ya que frente a eso se han tomado muchísimas medidas de ciberseguridad que han contribuido a crear un sistema de defensa fuerte, que requiere (y recibe) revisiones continuas y constantes actualizaciones.

La otra cara de la moneda viene cuando tenemos que hablar del asunto de la privacidad. Todos recordamos el escándalo de Cambridge Analytica, empresa que Facebook reconoció que había recolectado los datos privados de 87 millones de usuarios. Esta empresa, a través del uso de estos datos privados, desarrolló herramientas y algoritmos que después se usaron para influir en la marcha de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, así como en la campaña de voto a favor del Brexit.

El caso de Cambridge Analytica puso en relieve datos que, hasta ese momento, habían pasado por alto a la mayoría de los usuarios. Datos como que una docena de likes es todo lo que necesita un algoritmo en Facebook para saber tu sexo, amén de toda clase de información sobre ti (incluyendo tus afinidades políticas). ¿Y cómo se consiguió recolectar tantísima información, de tantísimas personas? En un principio, se envió a 32.000 votantes estadounidenses un test sobre su personalidad y sus afinidades políticas, por el que se les pagaría entre 2 y 5 dólares si lo completaban. Para completar dicho test, los usuarios tenían que dar permiso para que la herramienta accediese a sus perfiles y a los de sus contactos. Esos 32.000 usuarios tenían, de media, 160 contactos cuyos perfiles estaban disponibles para Cambridge Analytica. El proceso hizo posible que en 2 o 3 meses se recolectase información de entre 50 y 60 millones de personas, hasta llegar a la cifra final de 87 millones.

Lo que esto destapaba era un enorme agujero de seguridad y privacidad en la red social, que ponía en peligro la información privada de la práctica totalidad de los usuarios. Tampoco se gestionó adecuadamente desde Facebook, lo que derivó en que Mark Zuckerberg tuviese que dar explicaciones ante el Congreso de su país admitiendo que fue un "gran error" por su parte. Desde entonces, Facebook ha puesto en marcha una nueva política que permite a los usuarios controlar más fácilmente su privacidad online, y que ayuda a que se puedan restringir los datos a los que pueden acceder terceras personas. También se han implementado mejoras para revocar los permisos de acceso de aplicaciones de terceros, pero muchos consideran estas medidas insuficientes.

En definitiva, ¿es seguro compartir tu información en Facebook? Como siempre, tu mejor aliado es el sentido común: intenta mantener tus publicaciones sólo visibles para tus contactos, e intenta integrar sólo aplicaciones que sean de tu confianza (o no hacerlo en absoluto). Aún así, siguen habiendo muchas dudas con respecto a cómo la red social maneja los datos de sus usuarios.