La aplicación de mensajería de Facebook es completamente gratuita. Esto quiere decir que para instalarla no debemos pagar nada. Tampoco debemos hacerlo si queremos usar su servicio. Así pues, el envío y la recepción de mensajes y las llamadas y videollamadas pueden usarse libremente sin ningún coste adicional. El único requisito imprescindible es tener una cuenta de Facebook que, por su puesto, es también gratuita.

Pero no debemos pecar de ingenuos. Facebook Messenger es un negocio y reporta beneficios para su compañía matriz. Gracias a sus aplicaciones, la red social de Mark Zuckerberg obtiene, monitoriza y procesa nuestros datos personales y comportamientos. Esto se traduce en publicidad personalizada que se ajusta a nuestros gustos e intereses. Aceptamos que se utilice nuestra información de esta manera cuando nos damos de alta y aceptamos los términos y condiciones.

Por otra parte, Facebook Messenger incluye publicidad dentro de su aplicación. A diferencia de Telegram o WhatsApp, en nuestra lista de chats, aparecerán conversaciones patrocinadas de diferentes servicios y compañías. Si pulsamos sobre ellas, accederemos a catálogos de productos que podremos comprar o nos recomendarán la descarga de otras aplicaciones. Gracias a estos anuncios, Facebook obtiene una remuneración y, de esta manera, llega a rentabilizar Messenger. Este tipo de anuncios están tan bien integrados que es probable que no los distinguimos a simple vista.

En resumidas cuentas, si hablamos de dinero, Facebook Messenger es una aplicación gratuita. Sin embargo, es importante no olvidar que estamos pagando el servicio con nuestros datos personales y con la publicidad que se nos muestra en base a ellos.